jueves, 23 de abril de 2009

El Ciberpunk en el cine


El género ciberpunk nunca ha funcionado demasiado bien en el cine. Quizá por ser una corriente que nunca alcanzó al gran público o simplemente por falta de comercialidad en los planteamientos, hay pocas películas que lo tomen como base, y menos las que realmente logren captar su esencia. Dice J. Jeans en su blog Frankenroll: En este artículo intentaré hacer un breve recorrido, si no por todas, sí por las más representativas.


A la hora de hacer una selección de películas de esta temática, conviene saber primero a qué nos estamos refiriendo. Al margen de que sea un movimiento o una corriente, el ciberpunk es tanto literaria como fílmicamente un subgénero de la ciencia-ficción.

Se sitúa en un futuro no demasiado cercano, habitualmente oscuro y sombrío, en el que personajes ambiguos y con dilemas existenciales y morales intentan salir adelante frente a la deshumanización de su entorno. El mundo en el que se mueven estos personajes se encuentra tan tecnificado que provoca la alineación y el aislamiento de los individuos, reforzados además por el control parapolicial que ejercen las corporaciones o los propios gobiernos .


Se plantean dilemas como el conflicto y a la vez la dependencia del hombre y la máquina, qué es real y qué simulado, qué es lo que nos define como “seres humanos”... . En definitiva, el ciberpunk habla del avance de la tecnología y cómo afecta ésta a las preguntas que el hombre se hace desde el inicio de los tiempos: ¿Quién soy?¿Cuál es la razón de mi existencia?



Quizá la mejor película ciberpunk sea una que estrictamente no lo es. Blade Runner se estrena en 1982 y dos años más tarde William Gibson publica Neuromante, la novela que se considera un hito del género y que es heredera indiscutible de la obra de Ridley Scott.


El mismo escritor ha reconocido que los paisajes y ambientes que describe están inspirados en sus imágenes. Deckard es un expolicía especializado en cazar replicantes, androides creados genéticamente, que recibe el encargo de encontrar y eliminar a un grupo que ha escapado de una colonia exterior. Su líder, Roy Batty, intenta encontrar a su creador, el dueño de la corporación Tyrell, para que prolongue su corta existencia. A lo largo de su investigación, Deckard conoce a Rachel, una replicante más humana de lo habitual, y se ve atrapado en un círculo en el que todos intenta averiguar quiénes son o qué son realmente. Blade Runner posee todos los elementos que se pueden esperar de una obra del género: un protagonista solitario y atormentado, que intenta encontrar respuestas sobre sí mismo mientras sobrevive en una sociedad extraña e hipertecnificada. En esencia se trata de la eterna pregunta del “¿quién soy?”, que cobra más importancia en un mundo en el que se hace difícil distinguir entre el ser humano y la máquina.



Saltándonos un poco la temática del artículo, ya que se supone que hablamos de películas, no podemos dejar de mencionar Max Headroom, una serie de televisión británica estrenada en 1985. Centrada en las diferentes investigaciones que lleva a cabo un reportero de televisión y su alter-ego Max, que no es ni más ni menos que una simulación por ordenador de sí mismo, que trabaja como presentador durante 24 horas al día. Con Max la expresión “torso parlante” se vuelve tremendamente acertada. La serie nos muestra un futuro gris en el que las corporaciones, especialmente las de los medios de comunicación de masas, lo controlan todo. Original y tremendamente ácida, no debe faltar en la videoteca de cualquier seguidor del ciberpunk.




Johhny Mnemonic (1995) tiene el honor de ser la única película basada directamente en una historia de William Gibson (si exceptuamos New Rose Hotel (1998)), y para la que él mismo escribió el guión. Desgraciadamente el resultado fue algo mediocre, aunque sigue siendo entretenida de ver si no se va buscando demasiada profundidad en el desarrollo. Johnny es un

correo de información, con un disco duro implantado en una operación que borró gran parte de su memoria. Intentando reunir el dinero suficiente como para recuperar esa parte de sí mismo que perdió, acepta transportar un volumen de datos para el que no está capacitado. Lo que no sabe es que en su dolorida cabeza lleva el remedio para una plaga que asola el mundo, y que hay mucha gente interesada en que no llegue a su destino. La narración sufre de importantes altibajos y la metáfora de la búsqueda de la memoria perdida es sin duda lo que yo rescataría del conjunto. Es una pena que este intento por llevar el ciberpunk a la pantalla grande se quedase solo en eso, en un intento.



Si Akira fue durante mucho tiempo el Blade Runner del manga, referente indiscutible para la ciencia-ficción animada, no cabe duda de que Ghost in the Shell (1995) puede reclamar por derecho propio el título para el ciberpunk. Su director, Mamoru Oshii, se basó en el cómic del mismo nombre de Masamune Shirow. La mayor Motoko Kusanagi es un ciborg al que se le ha encomendado una única misión: encontrar al pirata informático conocido como “el Maestro de Marionetas”. Pronto se dará cuenta de que su trabajo no va a ser nada sencillo, ya que hay muchos intereses creados, incluso dentro del propio gobierno, y gente que intentará por todos los medios en que no consiga aclarar su secreto. La profundidad de su historia y el desarrollo de los personajes principales la convierten en una película muy especial que invita a reflexionar. La obsesión de la protagonista por encontrar su propia alma (a pesar de ser un ciborg) vuelve a presentarnos el conflicto central del ciberpunk: la necesidad de recon

ocerse a uno mismo como ser humano, aunque sea inmerso es una sociedad mecánica e impersonal.



No cabe duda de que 1995 fue un buen año para el cine de temática ciberpunk. Aparte de los

títulos ya comentados, en esas mismas fechas se estrena Días Extraños de Kathryn Bigelow, para muchos la mejor película reciente del género. Inspirada en otro clásico de la ciencia-ficción, Proyecto Brainstorm (1983) y con guión de James Cameron, en Días Extraños nos encontramos con una trama interesante en la que la tecnología juega un papel importante, una ambientación muy bien conseguida (el fin del milenio en unos Estados Unidos con un régimen policial) y sobre todo unos protagonistas bien definidos.



El expolicía y traficante de datos Lenny Nero será recordado siempre como uno de los personajes legendarios del ciberpunk en el cine. Nero se gana vida modestamente vendiendo discos de “experiencias virtuales” en el mercado negro, sin importarle demasiado nada ni nadie (excepto quizá su exnovia Faith) hasta que un día una prostituta amiga suya es asesinada y llega a sus manos la grabación de su muerte. La investigación para aclarar lo sucedido le llevará más lejos de lo que había imaginado.

Aquí terminaríamos el repaso por el género ciberpunk, si es que hay algo que se pueda llamar así. Otros títulos que siempre aparecen en las listas son la serie de televisión Wild Palms y las películas Tetsuo: Iron Man y Tetsuo II: The Body Hammer, pero a pesar de considerarse

“de culto” nunca llegaron del todo al gran público, ni siquiera al aficionado. Wild Palms es una miniserie producida por Oliver Stone que narra el conflicto de dos sectas, los Amigos y los Padres, a raíz de la aparición de una nueva forma de realidad virtual. No tuvo demasiado éxito por su complejidad (demasiados personajes y líneas argumentales para un total de 6 horas) aun así resulta recomendable por salirse de los cánones habituales del género. Respecto a las dos partes de Tetsuo, a primera vista parecen extrañas y de interpretación confusa, como muchas de las películas que pasan de Japón al mercado occidental. El país del sol naciente parece ser el único que se sigue tomando en serio el movimiento, algo normal si tenemos en cuenta que pueden sentirse culturalmente más próximos a él. Para Hollywood todo parece reducirse a realizar adaptaciones de Philip K. Dick, que sin duda está relacionado, pero no es lo mismo.




Después de una lista tan escasa, alguien se puede preguntar ¿y eso es todo?¿No se ha rodado nada más con temática ciberpunk? Pues la respuesta es sí... y no. Es importante no confundir todas aquellas películas que muestren futuros oscuros, implantes y cierto grado de violencia como ciberpunk. Las trilogías de Alien y Terminator, o Desafío Total pueden tener rasgos parecidos, pero en mi opinión son ciencia-ficción y nada más. Existe un gran número de películas que sin ser estrictamente del género (normalmente se engloban dentro de la ciencia-ficción) tienen referencias o comparten detalles de ambientación, situaciones o personajes.



Entre las películas que retratan futuros oscuros con antihéroes como protagonista, tenemos Mad Max, Salvajes de Autopista (1979) y 1997: Rescate en Nueva York (1981). Más centrados en las bandas y lo post-apocalíptico que en los rascacielos y el neón, retratan el “otro futuro” de polución, ultraviolencia y destrucción de la sociedad, en el que impera la ley del más fuerte. Por decirlo de alguna manera, sería el lado “punk” de todo el asunto.



Centrándonos en otra de las líneas argumentales del ciberpunk, el debilitamiento de los gobiernos, el auge del poder de las corporaciones y sus efectos para la sociedad, el exponente más claro trasladado a la gran pantalla sería Robocop (1987). Su única pega es centrarse más en la venganza que en un verdadero desarrollo de personajes y motivaciones, con lo que se convierte en una película “de superhéroes”. Atmósfera 0 (1981) es otro buen ejemplo, aunque siempre se ha considerado principalmente una versión futurista de un western.



En el terreno de la animación, Akira (1988) es, como ya dijimos, el equivalente de Blade

Runner. El cómic en que se basa es varios años anterior a su adaptación al cine, por lo que se puede considerar al igual que la película de Scott como “germen” del género. Alita: Ángel de Combate (1993), la historia de una cazarrecompensas robótica, (de nuevo mejor el cómic que la película), muestra la tecnología llevada al grado extremo, deshumanización pura y dura en un futuro más lejano todavía.



Poco valorada en el momento de su estreno, Nirvana (1997) es sobre todo una película honesta, que desarrolla un argumento efectivo y sin pretensiones. Un programador de videojuegos intenta encontrar la manera de borrar su última creación, infectada por un virus, mientras intenta aclarar el extraño destino de su novia. Es tan simple y directa que por eso mismo resulta interesante, aunque a primera vista puede parecer incluso una parodia del ciberpunk.


Aunque muchos la consideran el mejor exponente del género, The Matrix (1999) tiene más que ver con la religión y la mitología que con el ciberpunk. Se trata de manga y ciencia-ficción, aunque esté adornada con detalles como los enchufes corticales, las simulaciones por ordenador y unos personajes de estética muy marcada. La mayor diferencia es la inexistencia del debate sobre la sociedad, la persona y el ser humano. En The Matrix se reproduce la lucha clásica entre la luz y la oscuridad, con pocos matices.


En eXistenZ (1999) nos encontramos a otro diseñador de videojuegos (o diseñadora en este caso) con problemas con su creación. Recordada sobre todo por la tecnología “orgánica”, detalle tan característico de su director, David Cronenberg, esta película es otra reflexión sobre cómo en un futuro quizá no podamos (o queramos) diferenciar lo que es la realidad de lo que no lo es.

Con poca publicidad (en España creo que pasó directamente al mercado del videoclub, o ni eso) Equilibrium (2002) es otra fábula sobre lo que significa ser humano. En un futuro con un régimen dictatorial, los sentimientos son considerados el origen de todos los males y por tanto prohibidos, al igual que cualquiera cosa que los provoque (literatura, pintura, música). El protagonista, perteneciente al cuerpo especial de policía que se encarga de velar por el mantenimiento de esta norma, comienza a dudar de sus convicciones tras perder a su esposa y a su compañero. Directamente inspirada en Fahrenheit 451, 1984 y Un Mundo Feliz su mayor atractivo vista superficialmente pueden ser sus escenas de acción (impresionantes), pero es la reflexión sobre lo que nos hace personas lo que la hace más recomendable.

Finalmente Minority Report (2002), otra adaptación de un relato de Philip K. Dick (en los últimos dos años se han hecho tres) que nos muestra de nuevo todos los elementos de los que hablamos al principio: el protagonista ambiguo y conflictivo, la sociedad opresiva y policial, la tecnología como elemento que transforma nuestra forma de ver la vida, aquí reflejado en la pérdida de privacidad y de la presunción de inocencia. En este caso lo que lo separa del ciberpunk es que los dilemas morales se dejan a un lado para pasar a narrar una historia policíaca convencional, haciendo que todo lo expuesto sea un mero “escenario”, muy espectacular, eso sí, pero sin profundidad o trascendencia. En resumen, que se convierte en ciencia-ficción convencional.

Las imágenes que acompañan este artículo son estudios de Syd Mead para Blade Runner y Johnny Mnemonic.

JKeatsEscrito originalmente para NoSoloRol, número 11, abril de 2004.


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2 comentarios:

El Juguetionista dijo...

Veo en este blog imagenes de algunas de mis peliculas faboritas, como Blede Runner y Metrópolis. En esta nota tambien pusiste una imagen de "Alita" (la primera) que es un animé que esta muy bien, sobre todo en el dibujo.
Sabias que el año pasado se encontró la única versión completa de Metrópolis en Argentina?
Escribí una nota sobre eso en mi blog (www.frutosalvaje.blogspot.com).
Muy bueno lo suyo, hoy entro por ves primera, lo voy a investigar con más detenimiento, y metale pa' delante nomás.

Clara Castillo dijo...

hola te invito a visitar mi blog claratoctoc.blogspot.com
ya que te gusta la literatura y yo soy escritora.
saludos